Durante el verano estaba comenzando a montar devtia.com. Como no tenía clientes, me dediqué a pasearme por diferentes eventos startupiles, conferencias, desayunos de negocios y demás variedades. La verdad, fue una etapa enriquecedora, donde conocí gente interesante y cambié un poco lo que venía haciendo desde hace tanto tiempo.
Entre otras cosas, le tiraba fichas a conocidos y desconocidos, ofreciendo mis servicios, si no sales a cazar, no cazas.
En ese periodo conocí a una chica que tenía un pequeño negocio online, al que no se dedicaba el 100% del tiempo. Esto para mí ya sería una señal de peligro, pues es un perfil, que a priori no tiene mucho dinero, y a la vez es muy exigente, pero de este tipo de perfiles ya hablaré en otro post. Dicha chica me pidió un presupuesto para una app.
Cuando hago un presupuesto, durante la toma de requisitos, una de las preguntas que realizo siempre es, cual es el presupuesto del cliente, ya que para una misma descripción de requisitos, dependiendo de tu presupuesto se pueden hacer proyectos totalmente diferentes. Su presupuesto estaba entorno a los 10k, lo que para mi era una cantidad atractiva, así que dediqué un tiempo en estudiar su proyecto a fondo, ver que había en el mercado, y realizar una propuesta de unas 20-30 páginas, aterrizando las ideas que ella tenía y desarrollando aquellas partes que yo creía que podían ser interesantes.
Me estuvo mareando algunas semanas con cámbiame esto, cámbiame lo otro. Pasado algún tiempo pensó que no se quería gastar tanto dinero y que prefería hacer algo mucho más sencillo y luego ir evolucionando. Una nueva revisión de la propuesta, ajustando al máximo los precios, hasta el punto de que ya no tenía claro si quería hacer ese proyecto. Esta vez salía por unos 1,500. Ni si quiera me llegó a contestar, lo cual, me parece un poco de mala educación, pues después del trabajo realizado, creo que merecía por lo menos una respuesta. El caso es que, en ese momento, las cosas en devtia ya iban lo suficientemente bien, como para que me olvidara completamente del asunto.
La semana pasada me llamó y me dijo que quería de nuevo retomar el proyecto, y que si nos juntabamos para que me contara lo que tenía en mente. Lo estuve pensando un dia o dos y al final conteste esto:
Hola XXXX.
Cuando un cliente nos pide una propuesta, a nosotros nos cuesta una cantidad importante de tiempo entender su proyecto, ver posibles soluciones, plasmarlo en un documento, evaluar tiempos , costes ect.
Lo hacemos con todo el cariño del mundo, para demostrar que somos profesionales y que puede dejar su proyecto en nuestras manos. Cuando un cliente nos pide varias propuestas y no acaba contratándonos, creemos que ya hemos puesto por nuestra parte suficiente y dejamos de hacer propuestas gratis. En ese momento le ofrecemos que contrate una bolsa de horas para que podamos dedicar tiempo a su propuesta, reunirnos con él, estudiar el mercado ect.Para nosotros es importante que nuestros clientes entiendan que nuestro tiempo vale dinero. Si finalmente acaba contratando, ese importe que ha abonado, se descuenta del precio del proyecto, pero si decide no contratar, esa bolsa de horas no es reembolsable.
Para empezar si quieres podemos poner una bolsa de 10 horas a XXe la hora más iva. Si estás interesada te envío una propuesta con todos los detalles por escrito.
Saludos!
Creo que es bastante justo, porque supone que ese cliente tuyo valora tu tiempo y no te lo hace perder más allá de lo necesario. Si después de varias rondas de propuestas, el cliente todavía no está dispuesto a pagar por tu tiempo, creo que es mejor cortar con él.
¿Que opinas? ¿Demasiado rudo? ¿Demasiado blando? ¿Como lo haces tú?
RESUMEN: Rodéate de clientes que valoren tu tiempo, y no te lo hagan perder, y deshazte de aquellos que no lo valoran.
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